¿Qué es glaucoma en el ojo?

El glaucoma en el ojo produce ceguera, pero puede ser prevenible, conoce todo sobre este padecimiento de la mano de salauno.

¿Qué es el glaucoma en el ojo?

Toda la información de lo que vemos es enviada desde el ojo hacia el cerebro a través de un nervio conocido como nervio óptico. El glaucoma es una enfermedad que daña el nervio óptico progresivamente con el paso de los años. Este daño por lo general ocurre por el aumento de la presión intraocular, esto es, la presión del líquido que se encuentra dentro de los ojos, líquido conocido como humor acuoso. Este aumento de la presión intraocular es ocasionado, en la mayoría de los casos, por algún defecto en el sistema de drenaje de líquido dentro del ojo.

El glaucoma constituye la primera causa de ceguera irreversible en el mundo, y la segunda causa de ceguera en general, únicamente después de la catarata. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), el 12% de los casos de ceguera en el mundo se deben al glaucoma y se estima que más de 60 millones de personas en el mundo padecen esta enfermedad. Debido al envejecimiento de la población, es esperable que estas cifras aumenten hasta en un 45 % para el 2040.

Únicamente en México, más de 1.5 millones de personas padecen glaucoma y más de 50,000 personas tienen ceguera por detectarlo de forma tardía. 

Causas de glaucoma

Si bien este padecimiento tiene varias causas, todas estas coinciden en la afectación de la presión intraocular, la que está determinada el humor acuoso, un líquido dentro del ojo encargado de oxigenar y nutrir diversas estructuras internas en el globo ocular. Para poder llevar a cabo esta función, el humor acuoso participa en un flujo de producción y drenaje que se encuentra en equilibrio constante para mantener la presión intraocular estable. Si este flujo se ve afectado, la presión del líquido dentro del ojo puede aumentar, dañando progresivamente las fibras del nervio óptico.

En la mayoría de los casos, el defecto se encuentra en el sistema de drenaje de líquido dentro del ojo, conduciendo a la acumulación de este líquido y, en consecuencia, al aumento de la presión intraocular (el rango normal de presión intraocular es de entre 10 y 21 mm Hg).

Independientemente de la causa, es importante conocer algunos factores que aumentan el riesgo de padecer glaucoma:

• Antecedentes familiares de glaucoma
• Edad avanzada
• Origen africano, asiático o hispano
• Presión intraocular alta
• Consumo prolongado de esteroides
• Padecimientos como miopía, infecciones o lesiones del ojo, diabetes mellitus, hipertensión arterial o ciertas enfermedades del corazón

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Tipos de glaucoma

En función del mecanismo que los ocasiona, este padecimiento puede dividirse en los siguientes tipos:

• Glaucoma primario
  • Primario de ángulo abierto
  • De tensión normal o baja
  • De ángulo cerrado
  • Congénito

• Glaucoma secundario
  • Neovascular
  • Pigmentario
  • Exfoliación
  • Por uveítis

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Síntomas

En el glaucoma de ángulo abierto, la forma más frecuente de glaucoma, el aumento en la presión del líquido intraocular es paulatino y los síntomas habitualmente no se presentan hasta que ya existe daño irreversible en el nervio óptico. Por ello, al glaucoma también se le conoce como la enfermedad silenciosa. En este tipo de glaucoma, el daño puede percibirse como puntos ciegos en la visión periférica o visión lateral, a lo que algunos pacientes refieren como ver a través de un tubo o un túnel cuya luz se hace cada vez más estrecha, hasta conducir a la ceguera.

En el glaucoma de ángulo cerrado, los síntomas pueden presentarse de manera súbita y la visión puede perderse en cuestión de días. Por ello, constituye una emergencia médica que debe abordarse de manera inmediata por los especialistas en oftalmología. Estos síntomas incluyen visión borrosa o disminución repentina de la visión, dolor intenso en el ojo o la frente, enrojecimiento del ojo, visión de halos de luz, dolor de cabeza, náuseas y vómitos.

Esta enfermedad puede conducir a complicaciones tan graves como ceguera; sin embargo, su detección y tratamiento oportunos pueden evitar hasta el 90 % de los casos de ceguera. Por ello, la valoración oftalmológica periódica es indispensable para poder detectar los casos a tiempo y prevenir la progresión de la enfermedad.

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